Desde que se creó la primera blockchain, la comunidad se ha esforzado por encontrar nuevos usos para impactar los procesos industriales y de la vida diaria. Durante la última década han aparecido miles de posibles usos. Algunos de ellos han sido mal concebidos, pero muchos más han tenido cierto peso al intentar resolver o simplificar sistemas que son bastante complicados.
Un área de enfoque de los investigadores es la energía distribuida. Nuestras sociedades y ciudades han crecido en torno a la idea de tener una fuente única y centralizada de energía eléctrica. Creando así organizaciones que tienen a su alcance el monopolio de la red eléctrica y el suministro.
Sin embargo, con los avances tecnológicos recientes, se ha convertido en algo común que las personas tengan casas que puedan alimentarse por sí mismas. Hogares que producen suficiente electricidad no solo para uso inmediato, sino también para acumular reservas. En este sentido, la cuestión de qué hacer con esa energía sobrante –y cómo distribuirla– dio lugar a un nuevo concepto.
Powerledger es una de varias soluciones blockchain propuestas para el problema de tener diferentes fuentes de energía en una ciudad y cómo comercializarlas. Es una forma de democratizar el suministro de energía al permitir que las personas agreguen y accedan a la red de suministro utilizando la tecnología blockchain. Las transacciones aquí se liquidan con tokens.
La forma específica en que funciona es simple: primero, las autoridades locales de una ciudad deben permitir que sus habitantes proporcionen a la red eléctrica su energía adicional a cambio de moneda local. Si esto es posible, y solo si es posible, entonces, Powerledger puede funcionar como una capa adicional que permite a las personas vender o regalarse energía al precio elegido.
Por lo general, las compañías eléctricas que te permiten inyectar energía en la red pagan por ella a un coste, es decir, te pagan por la energía que inyectas la misma cantidad que pagarías si tomaras esa cantidad de energía de la red.
Powerledger permite a los usuarios proporcionar energía a la red local y esto se registra en la blockchain, lo que les permite crear contratos con otros para el consumo de energía. En otras palabras, POWR actúa como intermediario.
Cuando inyectas energía a la red y cuando alguien accede a ella, se crea un libro mayor. Luego, con su contrato inteligente, la blockchain calcula cuánto debe o recibe cada persona y hace cumplir la transacción.
Powerledger fue creado por Jemma Green, David Martin y John Bulich. Tiene su sede en Perth, Australia. Green es un defensor de la sustentabilidad con un Ph.D. en Innovaciones Disruptivas. Martin ha trabajado en la industria eléctrica durante más de dos décadas y ha ocupado cargos ejecutivos en firmas líderes. Bulich, por otro lado, es uno de los pioneros australianos en tecnología blockchain.
El campo diverso de los fundadores hace que el equipo no solo sea variado, sino que tenga una amplia experiencia en todas las partes del negocio. Puede leer su documento técnico aquí.
Esta es una de esas blockchains que tiene un objetivo específico y su implementación parece tan transparente que las ventajas superan con creces las desventajas cuando se evalúan.
La ventaja es simple: Powerledger facilita el creciente mercado de proveedores de energía para el hogar al darles un control sobre lo que sucede con su excedente de energía. Dado que sirve como intermediario entre el usuario y la compañía eléctrica (o el estado), la parte legal y los trámites se procesan automáticamente, lo que permite a los usuarios comprar y vender energía con relativa sencillez.
Es difícil encontrarle desventajas a Powerledger, aunque cabe señalar que este tipo de operación puede no ser legal en todas partes. La energía es un servicio estrictamente regulado en algunas áreas, hasta el punto en que las personas que se autogeneran tienen que pagar impuestos adicionales y no tienen oportunidad de vender el exceso.
Powerledger tiene una perspectiva brillante ya que tiene un mercado bien definido (y en crecimiento) que justifica sus usos. Muchos proyectos no tienen un propósito claro para sus blockchains. En el caso de la distribución de energía y el incipiente mercado de energía entre pares, es difícil pensar en una mejor opción que la blockchain POWR y su contrato inteligente.
En vista de lo anterior, Powerledger debería tener un futuro brillante por delante. Este es un proyecto que debería llamar la atención de muchos analistas y legisladores en la industria energética.