Criminales han capitalizado la crisis del coronavirus para engañar a los usuarios y hacer que desembolsen sus ahorros en criptodivisa.
Entre enero y mayo del 2020, los crímenes en la industria de las criptomonedas acumulan más de 1,4 mil millones de dólares estadounidenses. Los expertos creen que, de acuerdo con estos datos, este año podría registrar los mayores robos de criptomonedas en la historia, seguido por el 2019, donde se perdieron más de 4,5 mil millones de dólares, según un informe de ClipherTrace.
Un factor para este crecimiento inesperado es la aparición de nuevas estafas de criptomonedas relacionadas con el coronavirus, debido al repunte evidente de búsquedas de este término en los medios de comunicación.
Muchos delincuentes se hicieron pasar por fuentes legítimas de noticias relacionadas con la pandemia, con la única intención de robar dinero o cometer fraude.
Otro informe titulado «Primavera 2020: crímenes y antiblanqueo de capitales para criptomonedas», evaluó las diferentes estrategias llevadas a cabo por los piratas informáticos para sus delitos. Aunque las medidas de antiblanqueo de capitales (AML) han sido efectivas para filtrar estos delitos, los hackers siguen encontrando formas más sofisticadas de sacar a flote sus esquemas fraudulentos.
El coronavirus ha sido uno de los motivos más populares para las estafas criptográficas
Los timos inspirados en el coronavirus han sido una de las formas de ataque más populares. El gobierno y los funcionarios públicos han asignado gran parte del presupuesto a mitigar el impacto del virus en la economía, además de mitigar el impacto humano y sanitario de la pandemia. Es así que la supervisión de estos fraudes ha pasado a segundo plano. El informe halló que los actores con intenciones maliciosas usaron el COVID-19 como una oportunidad para encontrar nuevas víctimas.
Una de las aristas donde han encontrado cabida significativa es en el miedo generado por la crisis de salud. Los hackers engañaron a individuos en busca de información sanitaria, comprando medicación tipo placebo o no existente, o realizando donaciones a entidades falses.
El fraude se lleva a cabo generalmente al tratar de convencer a usuarios poco informados sobre un mercado de la Internet profunda hasta llevarlos a una plataforma de mensajería donde los piratas informáticos buscan persuadir a la víctima de enviar criptomonedas a una dirección en un monedero específico a cambio de información, medicamentos, material sanitario u otros suministros de alta demanda.
El informe también subrayó el incremento de los mercados de la deep web que han emergido durante la crisis, algunos de los cuales supuestamente vendían pruebas de diagnóstico para el COVID-19, vacunas secretas e incluso curas.
Hay cepas de ransomware que también han usado el nombre de la enfermedad para ganar influencia. Algunos nombres incluyen Corona Ransomware, CoronaVi2022, N2019cov y SARS-CoV-2. Otros, aunque no relacionados directamente con el virus, apuntan a hospitales y proveedores de salud.
Finalmente, algunas aplicaciones Android que dan la apariencia de estar relacionadas con el coronavirus también se han convertido en una forma de ataque. Los criminales crearon y colocaron anuncios para aplicaciones que aseguran ofrecer información sobre el virus; sin embargo, su propósito real ha sido permitir que el atacante espíe al usuario, cifre datos de su dispositivo y luego los retenga para pedir rescate por los mismos. El informe encontró dos aplicaciones bien conocidas: COVID19 Tracker y Wisecleaner.best (coronaVi2022).