- El BCE está impulsando un euro digital en medio del auge de las monedas estables.
- El presidente Donald Trump firmó recientemente una orden ejecutiva sobre las monedas estables respaldadas por dólares estadounidenses.
- El euro digital es una medida estratégica para agilizar las transacciones dentro de la eurozona.
En un paso trascendental hacia la digitalización, el Banco Central Europeo (BCE) ha reiterado su compromiso de introducir un euro digital, impulsado en parte por una reciente orden ejecutiva del recién inaugurado presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sobre las monedas estables .
El impulso del BCE refleja una estrategia más amplia para adaptarse al panorama cambiante de las finanzas digitales y, al mismo tiempo, mantener el control sobre el sistema monetario dentro de Europa.
El BCE contrarresta la reciente orden ejecutiva de Trump sobre las monedas estables
La motivación del BCE para un euro digital surge de la necesidad de mantenerse al día con el rápido cambio hacia los pagos digitales, asegurando que el euro siga siendo relevante en una sociedad cada vez más sin efectivo.
Según Reuters , el miembro de la junta directiva del BCE Piero Cipollone destacó la amenaza potencial que plantea la reciente orden ejecutiva de Trump, que promueve el uso global de monedas estables respaldadas por dólares estadounidenses.
La orden de Trump, firmada el 23 de enero , tiene como objetivo fomentar el crecimiento de estas monedas digitales en todo el mundo, alejando potencialmente a los clientes de los sistemas bancarios tradicionales y, por lo tanto, desintermediando a los bancos en el proceso.
Cipollone abordó este tema en una conferencia en Frankfurt, enfatizando que tal medida por parte de EE. UU. podría conducir a un cambio significativo en la dinámica financiera.
“Esta solución, todos ustedes saben, desintermedia aún más a los bancos, ya que pierden tarifas, pierden clientes… Es por eso que necesitamos un euro digital”, afirmó, subrayando la urgencia del proyecto del BCE.
El camino hacia un euro digital comenzó en octubre de 2021, cuando el BCE puso en marcha programas piloto para explorar la viabilidad y el impacto de una moneda de este tipo. Estos programas forman parte de una iniciativa más amplia para ofrecer una alternativa segura y eficiente a las criptomonedas privadas, especialmente las emitidas fuera de Europa.
El euro digital no solo garantizaría pagos más fáciles e inclusivos, sino que también atendería a quienes no tienen cuentas bancarias, ampliando el acceso financiero en toda la eurozona.
La iniciativa del BCE en favor de un euro digital también se considera una medida estratégica para mejorar la autonomía de Europa en el panorama financiero mundial.
Al reducir la dependencia de proveedores de pagos no europeos, el euro digital podría agilizar las transacciones dentro de la eurozona, haciéndolas más rentables y eficientes.
Los bancos expresan preocupación por posibles salidas de capital
Sin embargo, la introducción de un euro digital no está exenta de desafíos. Los bancos han expresado su preocupación por las posibles salidas de capital, ya que los clientes podrían preferir la seguridad de una billetera digital respaldada por el BCE a las cuentas tradicionales.
En respuesta, el BCE ha propuesto salvaguardas como establecer límites de tenencia para los euros digitales e introducir un “mecanismo de cascada” para gestionar el flujo de divisas, asegurando que no queden cantidades excesivas fuera del sistema bancario.
Además, el BCE no pagará intereses por los euros digitales, lo que disuadirá aún más las grandes acumulaciones. A diferencia del enfoque de Estados Unidos, donde Trump ha prohibido a la Reserva Federal emitir su propia CBDC, apoyando así indirectamente a proveedores privados de monedas estables como Circle, Tether y PayPal, el BCE prevé un sistema en el que el euro digital actúe como un pasivo del banco central, pero se distribuya a través de los bancos y otros proveedores de servicios de pago.
Este enfoque apunta a mantener un equilibrio entre la innovación y la regulación, asegurando que las nuevas tecnologías financieras puedan prosperar mientras siguen estando bajo la supervisión central.