Desarrollado inicialmente en 2018 con el fin de aliviar la tormenta económica en Venezuela, el PTR sigue luchando para establecerse como una criptomoneda legítima y confiable.
Han pasado más de 2 años desde que Venezuela desarrolló el Petro en respuesta a la aguda crisis económica en el país sudamericano. Sin embargo, la divisa digital continúa en arenas quiméricas y sin cotizar en las plataformas de intercambio más comunes. Así, el objetivo reconocimiento y adopción todavía parece muy lejano.
Aunque el gobierno nacional ha hecho varios intentos de establecer que el PTR cotice en torno a los 80 $, se ha encontrado que en los escasos mercados donde está disponible cotiza apenas en torno a los 8 USD. La disparidad de estos precios ha generado quejas de los ciudadanos, que tendrían que comprar Petros al precio establecido por el gobierno.
El gobierno ha sido determinado en relación con sus esfuerzos para integrar el Petro a la economía. Se ha establecido como la única opción de pago para los bonos vacacionales de los trabajadores del sector público y el único instrumento para la adquisición de pasaportes. El Petro ahora tiene su propio wallet, conocido como PetroApp.
Sin embargo, estos esfuerzos han sido eclipsados por la controversia y disputas en relación con su valor real. Varias compañías han dejado de aceptar a pesar de que el gobierno sigue considerando el criptoactivo como una forma legítima de pago. Esto ha agravado las tensiones entre el gobierno y el pueblo.
Recientemente, Venezuela ha intentado establecer el Petro como una nueva avenida para compensar a los médicos que luchan contra la pandemia del COVID-19.
En términos generales, el gobierno ha sido ambiguo en su postura con respecto a las criptomonedas. Sin embargo, la grave depreciación del bolívar ha hecho que el bitcóin se convierta en una reserva de valor mucho más fuerte que las divisas locales, que ahora esperan golpes aún más fuertes debido a las caídas recientes en los precios del petróleo.
Actualmente, Venezuela vive el peor colapso económico del mundo —con excepción a las regiones en escenarios bélicos— en los últimos 45 años. La magnitud de la caída de su economía ha superado la condición de Zimbabwe bajo el mandato de Robert Mugabe e incluso la caída de la Unión Soviética.
En términos comerciales, el país está considerando cambiar el dólar estadounidense por el rublo ruso para acuerdos comerciales mutuos. Existen especulaciones de que Venezuela está buscando colaborar con Rusia en caso de que sus intentos por regular la economía continúen fallando.