La red de terroristas opera en las Filipinas y ha sido vinculada al Estado Islámico (EI). Se ha revelado que han incurrido en sus primeras transacciones en criptomonedas recientemente.
Parece que algunos grupos terroristas han regresado a las criptomonedas como un medio de financiación en medio de la pandemia.
Una investigación del El Instituto Filipino de Investigaciones sobre la Paz, la Violencia y el Terrorismo (PIPVTR) reveló en mayo que grupos terroristas vinculados al Estado Islámico (IS) comenzaron a realizar transacciones en criptomonedas.
El informe indicó que una operación de lavado de dinero vinculada a terroristas, que involucraba el uso de criptomonedas, generó fondos que supuestamente se utilizaron para financiar las actividades de redes terroristas que operan en la región de Mindanao, en el sur de las Filipinas.
Si bien el uso de criptodivisas no es un giro de eventos muy sorprendente entre los partidarios del EI, este caso indica que los grupos terroristas han buscado nuevas fuentes de financiación en el sudeste asiático.
El Estado Islámico ha tenido interés en la industria desde hace varios años. Un caso de alto perfil en 2015 envió a un joven estadounidense de 17 años a la cárcel por dar consejos en línea a los partidarios del EI sobre cómo usar bitcóin para ocultar sus donaciones financieras; en un blog infame titulado «Bitcoin y la caridad del yihad».
Uno de los primeros defensores de las criptomonedas para el financiamiento del terrorismo en el sudeste asiático fue Bahrun Naim, un luchador indonesio del EI radicado en Siria. Antes de su muerte, publicó un manual en línea en 2016 explicando cómo el BTC es un método para lavar ganancias de transacciones fraudulentas con tarjetas de crédito.
En el ínterin, la Unidad de Inteligencia Financiera de Indonesia informó que Naim había transferido dinero a sus asociados a través de PayPal, con los fondos procedentes de sus participaciones en Bitcoin. Estos fondos finalmente se utilizaron para financiar un ataque terrorista a la sede de la Policía de Solo en julio del 2016.
En octubre de 2018, una organización benéfica extremista indonesia que apoyó al grupo rebelde vinculado a AQ, Hayat Tahrir al-Sham (HTS) en Siria, organizó esfuerzos de recaudación de fondos utilizando criptomonedas. Los partidarios hicieron donaciones usando Monero, Dash, Verge y bitcóin.
Además de estos incidentes, el uso de criptomonedas por los militantes en el sudeste asiático es relativamente bajo. Esto se debe, en parte, al grupo limitado de militantes con las habilidades tecnológicas suficientes dentro de la región.
En 2016, una célula pro-EI con sede en Majalengka, Indonesia, consideró la posibilidad de recaudar fondos en bitcóin, pero no procedió ya que la actividad se consideró demasiado “complicada”.
La mayoría de las economías del sudeste asiático admiten la existencia de criptomonedas como un producto de inversión o activo virtual, pero prohíbe su uso como moneda de curso legal.